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Asdrubal Caner

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Escritor y Poeta

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jueves, 25 de marzo de 2010

¿IRREFLEXIÓN O RAQUITISMO DEL ALMA CUBANA?

Duele profundamente ver el comportamiento apático, la cobardía colectiva y la actitud irreflexiva de los cubanos. No importa donde vivan, si en Cuba o el extranjero.

Hace un mes y un día fue asesinado en La Habana Orlando Zapata Tamayo. Guillermo Fariñas aún grave, sigue su huelga de hambre “hasta la muerte”, como ha dicho, no por él, no por quedar como mártir o héroe, sino por la libertad de todos los cubanos. Las Damas de Blanco han terminado 7 días de protesta por los encarcelamientos de sus seres queridos, durante la Primavera Negra de 2003, bajo los golpes y los insultos, de unas hordas tan bestiales como las bestias que los dirigen.

A pesar de estos acontecimientos, que deberían motivar el alma, la compasión y la reflexión de los cubanos, a la lucha por nuestras libertades y por la desaparición de la dictadura militar totalitaria, que ha literalmente, arrasado a nuestro país, 200 mil cubanos en La Habana, se lanzan a bailar y a gozar, con un dúo de vulgares delincuentes raperos, que deberían ser expulsados de Estados Unidos, por su odio al país que les ha dado todo lo que tienen y les ha hecho todo lo que son.

Pero ahí no termina todo. Según informaciones de las autoridades turísticas de esa repugnante dictadura, 300 mil cubanos radicados en EE.UU., viajaron a Cuba en 2009 y, se espera que esa cifra suba durante el presente año.

El sabio cubano Fernando Ortiz señalaba cuan difícil le resultaba estudiar la demosicología del pueblo cubano y, escribió: “La apatía que caracteriza de manera genérica nuestra psicología, se muestra así mismo en nuestras manifestaciones mentales: somos intelectualmente perezosos… La irreflexión es, asimismo y por razones ya expuestas, característica cubana… No reflexionamos lo suficiente acerca de los hechos y de las cosas que nos atañen; no podemos, por tanto, establecer relaciones de causas a efecto entre los mismos.” (Ver: Fernando Ortiz: El Pueblo de Cuba. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1997. Pág. 47)

Pero estas dos conductas, la de los cubanos en la isla y la de los cubanos en los EE.UU., no creo que sólo se puedan catalogar de apáticas e irreflexivas. Hay algo más profundo: en 50 años de terror nos han sembrado el miedo, y del miedo fuimos a la cobardía, de la cobardía a la fatalidad y de la fatalidad nos hemos quedado inmóviles en el sálvese el que pueda. Eso es raquitismo del alma.

Quizá también influya lo que Gustave LeBon llama “la masa heterogénea” y, las características de esa heterogeneidad en los latinos, cuando escribe: “Una masa latina, por más revolucionaria o conservadora que se la suponga, invariablemente apelará a la intervención del Estado para realizar sus demandas. Siempre se distingue por una marcada tendencia a la centralización y por inclinarse, de un modo más o menos pronunciado, a favor de una dictadura. Una masa inglesa o norteamericana, por el contrario, no pone ninguna carga sobre el Estado y apela tan sólo a la iniciativa privada. Estas diferencias de raza explican como es que hay casi tantas diferentes formas de socialismo y de democracia como naciones”. (Ver: Gustave LeBon. Psicología de las Masas. Capítulo I. Clasificación de las masas. Buenos Aires, 2004)

Quizá tenga razón. Quizá nos gusten las dictaduras, los hombres fuertes, los caudillos totalitarios y eso nos conduzca a esa condición individualista y a la indiferencia del sálvese el que pueda.

Erich Fromm en su libro “El Miedo a la Libertad”, analiza las características del masoquismo del individuo, y por ende de los grupos y las masas, al someterse a un hombre poderoso o una fuerza poderosa: “El masoquismo constituye uno de los caminos que a ello conducen. Las distintas formas asumidas por los impulsos masoquistas tienen un solo objetivo: librarse del yo individual, perderse; dicho con otras palabras: librarse de la pesada carga de la libertad. Este fin aparece claramente en aquellos impulsos masoquistas por medio de los cuales el individuo trata de someterse a una persona o a un poder que supone poseedor de fuerzas abrumadoras. Podemos agregar que la convicción referente a la fuerza superior de otra persona debe entenderse siempre en términos no absolutos sino -relativos. Puede fundarse ya sea en la fuerza real de otro individuo o bien en la convicción de la propia infinita impotencia e insignificancia… Volviendo ahora a la discusión relativa al carácter autoritario, el rasgo más importante que debe señalarse es el de la actitud hacia el poder. Para el carácter autoritario existen, por así decirlo, dos sexos: los poderosos y los que no lo son. Su amor, admiración y disposición para el sometimiento surgen automáticamente en presencia del poder, ya sea el de una persona o el de una institución. El poder lo fascina, no en tanto que defiende algún sistema determinado de valores, sino simplemente por lo que es, porque es poder. Del mismo modo que su "amor" se dirige de una manera automática hacia el poder, así las personas o instituciones que carecen de él son inmediatamente objeto de su desprecio.

La sola presencia de personas indefensas hace que en él surja el impulso de atacarlas, dominarlas y humillarlas.

Mientras otro tipo de carácter se sentiría espantado frente a la mera idea de atacar a un individuo indefenso, el carácter autoritario se siente tanto más impulsado a hacerlo, cuanto más débil es la otra persona. ” (Ver: Erich Fromm. El Miedo a la Libertad. Versión española de Gino Germani. Buenos Aires.)

Hay algo de razón en estas consideraciones, pero no se puede considerar el sometimiento absoluto al poder, ni la pérdida de la iniciativa individual. Tengo tres razones para pensar que ese no es el caso: la exitosa respuesta de los campesinos cubanos, el éxito del exilio en todas partes y el mercado negro de Cuba, mucho más eficiente que el mercado estatal. Pero… ¿es posible que seamos masoquistas, que tengamos fascinación por el dictador y que sintamos desprecio a los que no se someten?

Si es así… ¿qué puede interesar la muerte de un negro, o unas viejas vestidas de blanco, que marchan por las calles de La Habana?

Para esa juventud que fue a bailar o para los inmigrantes económicos que van a Cuba, hay lo que dice Kalil Gibrán, un déspota sádico y despótico sembrado en sus cabezas, que no le permiten valorar los principios, los valores humanos, la ética y la decencia que existe en la lucha contra el despiadado dictador. Hay sólo ese YO del sálvese el que pueda. La tarea más imperiosa e importante de ese pueblo, es sacarse a ese déspota de adentro. Y cuando digo al déspota, digo TODO lo que ese hombre sembró en sus conciencias y en sus conductas, en medio siglo de infamias. Cuando se arranque de raíz al déspota, nacerá el valor y morirá el miedo. Y volveremos a todo lo que fuimos, pero mucho mejor que entonces.

Es triste. Es decepcionante. Es una profunda herida en la conciencia y la decisión espartana, de los que luchamos contra viento y marea, contra el poder impune de la desvergüenza y el deshonor nacional.

Nos hiere y nos duele. Pero, nuestras son estas palabras del inmancillable Apóstol de nuestra Independencia:

“Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en si el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a sus pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro”

Seguir la lucha hasta la muerte, como Orlando Zapata, Guillermo Fariñas y esas gloriosas mujeres, que marchan bajo los insultos de esa canalla desvergonzada, enarbolando sus gladiolos y todas las banderas del antaño orgullo y del decoro de nuestra querida patria.

No sabemos si falta poco o mucho. No sabemos si viviremos para ver el triunfo. Lo único que sabemos es que, nuestra causa es la más justa de las causas y, nosotros no tenemos nada que perder, sino nuestras cadenas.

Para esos que desconocen el valor, los principios, los valores de la decencia y el sagrado altar de nuestra Patria, es tiempo de la reflexión y de anteponer nuestro país por encima de nuestros propios intereses egoístas.

Un abrazo.

Asdrúbal Caner Camejo

Representante del PSC

en Canadá.

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