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Asdrubal Caner

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Escritor y Poeta

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lunes, 11 de octubre de 2010

VARGAS LLOSA: LA FIESTA DEL…NOBEL


“Desde la puerta de “La Crónica” Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?”

Así comienza la novela “Conversación en La Catedral”. Un simple párrafo. Unas inocentes palabras para el lector que no sabe leer. Para mí, un descomunal retrato del Perú y sus desesperanzados habitantes, una especie de compacto resumen del mundo que el novelista no olvida, porque ese, es realmente su mundo, aunque viva en Madrid.

Así escribe el maestro Vargas Llosa. Con fotografías magistrales de lo que describe y, las subsecuentes metáforas para los buenos lectores.

Para los cubanos, la noticia de la adjudicación del Premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa, era esperada desde hace mucho tiempo. Pero más que esperada, era deseada, porque no queríamos que pasará lo que pasó con Borges, Carpentier y Cortázar, que murieron sin recibirlo, a pesar de la estatura literaria de esos tres genios de las letras hispanas.

Por eso, la noticia fue recibida con extraordinaria alegría y orgullo entre los cubanos de adentro y de afuera.
Y sabíamos también, que esa noticia sería una resonante bofetada en los adustos, toscos y aborrecibles rostros de los tiranos y sus aprendices.

Granma inmediatamente, sin dejar enfriar la bomba, salió al palio, con una risible acusación sobre -¡nada más y nada menos! – la ética del escritor.

Bueno, los que conocemos a los comunistas, sabemos que, la técnica que no falla, es acusar al contrario de sus propios crímenes. Es el ladrón acusando para que no lo cojan a él. Eso se llama la Técnica del Amor, que es la base estratégica del Ministerio del Amor.

El problema – el más gravísimo problema – es que, casi todo el mundo sabe, quienes son los grandes académicos de la Mentira.

Pero… ¿a quién se le ocurre en el mundo, leer a un periodicucho súper desconocido como el Granma?
Incluso en Cuba, la mayoría del pueblo lo compra, porque no hay papel sanitario en las tiendas del gobierno.
Anyway, mi propósito es hablar de mi real encuentro con Vargas Llosa. Un encuentro del cual, quizá, el nunca pudo enterarse, mientras yo me demolía mi cerebro en los pasillos de la Universidad de Ottawa, en Canadá, tratando de desmontar las tramposas estructuras de su narrativa.

Pero si hay trampas de las que yo me alegro, fueron esas, de “Conversación en La Catedral”. Y las trampas comienzan por el nombre. Yo esperaba que esas conversaciones fueran en una Iglesia con la categoría de Catedral. Forget it. No sé en que página dice, que ese lugar era una especie de Fonda-Bar, donde se reúnen los personajes principales de la novela, como Zavalita y comparsa.

Vargas Llosa fue una tarea de clase que planteó el profesor de Teoría de la Narrativa. Yo hacía mi Master y, la narrativa, desde luego, era mi centro.

Creo que fue después de analizar “La muerte y la brújula”, de Jorge Luis Borges: “No – dijo Scharlach – Busco algo más efímero y deleznable, busco a Erick Lönnrot.”

Hace tres años, en un garito de la Rue de Toulon, usted mismo arrestó e hizo encarcelar a mi hermano…”.
Era un programa realmente fabuloso: Borges, Carpentier, Sábato…y Vargas Llosa. Pero en el caso de Vargas Llosa, había que leer toda la novela de “Conversación…” y otros fragmentos de sus novelas.
Quiero decir algo. Si para mí, a los 27 años, la novela de Gabriel García Márquez, “Cien años de Soledad” fue como el descubrimiento de Colón del Nuevo Mundo, la literatura de Mario Vargas Llosa fue como descubrir el planeta real de la literatura. No tengo palabras.

Simplemente fabuloso.

Me dieron la tarea de analizar ¡dos páginas! de “Conversación…” Y en esas dos páginas estaba toda, toda la trama de la novela. Yo me quedé sin aliento. Y escribí una de mis mejores tesis sobre narrativa, aunque no he encontrado ese texto, a pesar de pasarme varios días buscándolo, para hacer este artículo.

Yo me quito el sombrero ante este gigante de las letras, no sólo por su extraordinaria contribución a la literatura latinoamericana e hispanoamericana, sino también por su postura cívica y su decencia ante los dictadores y sus dictaduras.

A pesar de que el castrismo ha hablado de “razones extra literarias” para el Nobel, ni ellos mismos se creen esa patraña: estamos en presencia, de uno de los más grandes escritores de nuestra América, de todos los tiempos.

Desde luego, el castrismo hubiera querido que, el Nobel se lo hubieran dado al idiota-esbirro de Randy Alonso o al Sargento Cultural Fernández Retamar. No llegan ni a las suelas.

Aunque, no hay que asombrase si mañana, el cacomacaco de Chávez, mueva sus millones para que haya un Nobel para un Idiota-Esbirro y un Sargento Cultural.

Pero nunca, ninguno de ellos, terminarán su novela, no al final, en la página 669- hay algo aquí tres veces diabólico - sino en la página 31: “Piensa: te prometo. La cortina tiene una esquina plegada y Santiago puede ver un retazo de cielo casi oscuro, y adivinar, afuera, encima, cayendo sobre la Quinta de los duendes, Miraflores, Lima, la miserable garúa de siempre.”

A Granma, ni a Randy, ni a Retamar, se le puede ocurrir que, la libertad puede comenzar y terminar en la página 31 de un libro escatológico.

Eso va contra todas las reglas del Partido.

Para el peruano más universal, después de Machu Pichu y Nazca, mi corazón y toda la alegría de mis hermanos. ¡Gloria para usted y para nosotros!

Asdrúbal Caner Camejo
Poeta y Escritor.

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